miércoles, 29 de enero de 2014

Intento fallido de ruta por los castillos del Rin

Hace unas semanas, cuando 30 cm de nieve cubría el suelo de Alemania, me decidí a realizar un pequeña ruta por los castillos que se encuentran a las orillas del Rhin. El domingo despertó con un cielo despejado y la eficiencia alemana había hecho su aparición ya que habían limpiado durante la noche las principales vías de comunicación tras una semana en la que había nevado todos los días.

Con este panorama, me lancé a visitar los castillos que se encuentran entre Mainz y Koblenza a ambos márgenes  del Rhin. Pero el día no quiso seguirme la corriente y, cuando me encontraba de camino, la nieve volvió a hacer acto de presencia.


En la primera parada, y a la vista de cómo se estaba poniendo el día, decidí retroceder sobre mis pasos, pero no sin antes visitar el pequeño castillo de Klopp (Burg Klopp) de la ciudad de Bingen am Rheim en la que me encontraba.





Otra de las curiosidades de esta ciudad es la Torre del Ratón (Binger Mäuseturm), una antigua edificación en medio de una isla en donde confluyen los rios Rhin y Nahe. En sus orígenes fue un torre de vigilancia, pasando posteriormente a ser  una torre de peaje para los barcos que circulaban por el Rin.


El nombre de la torre proviene de una leyenda popular sobre el arzobispo Hatto II. Dicho arzobispo fue un gobernante cruel que oprimía y explotaba a los campesinos. En el año 974, durante un periodo de hambruna, el pueblo se reveló contra el arzobispo por los altos precios de los cereales consiguiendo que Hatto se comprometiera a alimentar a los más necesitados. El arzobispo ordenó que todo el que necesitase alimento se dirigiese a un granero vacío a donde les llevaría los alimentos, pero cuando el arzobispo llegó al granero ordenó a sus siervos que bloquearan las puertas y le prendiesen fuego al granero. Mientra los campesinos agonizaban en el granero ardiente el arzobispo comentó irónicamente : "Escuchad el chillido de los ratones".


Cuando Hatto se retiró a su castillo, se lo encontró plagado de ratones que le atacarón, huyó hasta la torre del río con la esperanza de que éstos se ahogaran, pero los ratones consiguieron llegar a la isla y subir a la torre, en la cual encontraron al arzobispo en la parte más alta, comiéndoselo vivo.

Bonita historia la de esta torre. Así que viendo el tiempo que empeoraba decidí volver a casa y aplazar esta ruta hasta la primavera.


 y ahora nos vamos de carnaval, helau!!!

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