miércoles, 20 de noviembre de 2013

Colonia, 150 metros de catedral, la tumba de lo Reyes Magos y el agua de colonia.

Aprovechando que el pasado puente de la Constitución mi familia estuvo por Alemania y nos acercamos a visitar la ciudad de Colonia. Una de las peculiaridades de esta ciudad, si llegas en tren, es que nada más salir de la estación de trenes te encuentras de frente a la catedral.



La Catedral tiene una altura 157 metros, una de las más altas de Europa. Predomina en ella el estilo gótico-flamígeo y fue de los pocos munumentos que sobrevivieron a los bombardeos del bando "aliado" durante la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente la catedral contaba con un sistema de iluminación que advertía a los pilotos de los bombarderos, pero aun así algunas bombas afectaron a una de las torres. 
En las tiendas de recuerdos se venden unas postales con fotos de días después del bombardeo en donde se puede observar toda la ciudad destruida y la catedral en pie.


Ya en su interior nos encontramos una catedral inmensa con unas maravillosas vidrieras que los vecinos se encargaron de desmontar para protegerlas de las explosiones y que dotan al templo de luz y color. La luz en el estilo gótico es de suma importancia, ya que representa el Espíritu Santo-Dios, esta luz tenía que llegar hasta el centro mismo de la catedral, por eso mismo los muros se descargaban de piedra y se llenaban de ricas vidrieras decoradas con las imágenes de santos y personajes ilustres de la ciudad.



Y si buscamos un poco por su interior, podemos encontrar lo más curioso de esta Catedral. Todos lo sabiamos ya, los Reyes Magos son los padres, pero no sabiamos el por qué. Son los padres, porque los Reyes Magos murieron como todo mortal y sus restos se veneran en la Catedral de Colonia. El relicario es un gran sarcófago dorado colocado detrás del altar mayor, en cuyo interior descansan los restos que fueron traídos de Milán por el Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, Federico Barbarroja.

 

 Ya de vuelta en la ciudad, ésta nos ofrece una serie de visitas de lo más curiosas, desde una fábrica de chocolates donde podremos degustar infinidad de mezclas y licores con chocolate, hasta la fábrica del Agua de Colonia, donde una fuente nos brinda un chorro contínuo de este refrescante perfume creado por un fraile Cartujo.



 Para terminar el día en esta ciudad, lo mejor que se puede hacer es pasear por el río y cruzar alguno de los puentes. Curiosamente, el puente principal está lleno de los típicos candados de las parejas, pero no decenas o cientos, son miles e incluso más.




Y estas son algunas de las cosas que nos ofrece Colonia, pero seguro que hay muchas más que descubrir.





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